El próximo mes de octubre, Bilbao vuelve a albergar una nueva edición del Congreso Ciudades del Futuro, un foro de reflexión sobre los retos a los que se están enfrentando las urbes en ámbitos como la economía, la gobernanza, la sostenibilidad, la innovación y la movilidad. Xabier Arruza es experto en modelos urbanos sostenibles de Bilbao Urban & Cities Design, partner estratégico de este congreso que «nace de la necesidad de contar con un evento de referencia respecto a la necesaria transformación de las ciudades, en una urbe reconocida internacionalmente por su proceso de regeneración».
Con la implantación de las Zonas de Bajas Emisiones, existe un consenso generalizado para restringir el tráfico de vehículos privados en nuestras ciudades. Y ya no solo por ganar más espacio urbano para el ciudadano, sino principalmente por factores ligados a la salud y al cambio climático. Tras décadas de diseño de ciudades ‘cochecentristas’, el momento del cambio está aquí, a pesar de las reticencias que aún causa entre la población. Son ya múltiples estudios los que avalan que espacios urbanos peatonales y vegetados mejoran la salud de las personas y fomentan las relaciones sociales y potencian el comercio de proximidad.
Una de las mesas redondas de Ciudades del Futuro 2025 se va a centrar en cómo atraer talento, inversión y negocio a las ciudades. ¿Cómo están situadas las capitales vascas en esta competición global?
Este siglo XXI se ha venido a llamar, por muchos urbanistas, el siglo de las ciudades. Y es que con una continuada concentración poblacional en los entornos urbanos a escala mundial, existe una marcada competencia entre las ciudades por atraer ese talento, inversión y negocio. En ese sentido, son múltiples los factores que determinan el atractivo de una ciudad, siendo su tamaño, conectividad y proyección internacional tres de ellas, en las que las capitales vascas no estarían del todo bien posicionadas. Respecto al talento, factores como la existencia de colegios internacionales o facilidades para el alojamiento son aspectos de infraestructura importantes en la toma de decisiones. Para la atracción de inversiones, la fiscalidad es fundamental y Euskadi presenta desventajas respecto a otros territorios, pero en el ámbito industrial y de I+D+i cuenta con un ecosistema de alto nivel que forma una cadena de valor de interés para empresas productivas.
Las capitales vascas sí destacan por su elevado índice de desarrollo humano y una calidad de vida reseñable que las hacen atractivas para cierto tipo de profesionales. Así como una singularidad y marcada identidad, que las distinguen de otras ciudades más ‘estandarizadas’, en lo que algunos autores definen con el concepto de ‘urbanalización’. Así que tal como señaló Miquel Barceló en la pasada edición del Congreso: «Las ciudades más prósperas serán aquellas que sean capaces de pasar de la sociedad industrial a la economía del conocimiento, y eso se hace a través del talento».
¿Qué características de las empresas y de los municipios valoran más los trabajadores? ¿Hay un cambio de paradigma en este sentido?
Es un tema que está cambiando significativamente con la creciente apuesta por el teletrabajo y la mayor presencia de los ‘nómadas digitales’, lo que afecta al modelo de espacios de trabajo de oficina tradicionales. De ahí la apuesta cada vez mayor por espacios flexibles y modulables tipo coworking o de alquiler por horas o cortos espacios de tiempo. Y respecto al tipo de ciudades, las personas más jóvenes siguen siendo atraídas por las de mayor tamaño, más dinámicas y con más oportunidades de proyección profesional, mientras que profesionales más maduros y con carreras consolidadas puedan sentirse más atraídos por urbes intermedias, donde los desplazamientos son menores y la calidad de vida y medioambiental es mayor.
La transformación de las ciudades necesita músculo económico. ¿Qué instrumentos financieros son los más eficaces?
La financiación de las ciudades siempre ha sido el gran caballo de batalla. Estos últimos años los fondos europeos han supuesto un claro impulso para las inversiones municipales, pero deben seguir dándose más pasos en la mejora de la autonomía financiera de las ciudades. A ello deben contribuir también estrategias de especialización inteligente a nivel municipal que permitan orientar el modelo económico y productivo de las ciudades, que les haga capaces de generar un modelo propio de ingresos, reduciendo su dependencia de administraciones de rango superior.
¿Qué otras infraestructuras deben afrontar una modernización para adecuarse a los tiempos?
Destacaría dos ámbitos claves por los que las ciudades deberían apostar en sus modelos de transformación:
- La naturalización del entorno construido, yendo hacia un modelo de ciudades que integran la naturaleza en su planificación y desarrollo urbano, buscando su coexistencia con el desarrollo humano. Ciudades que se enfoquen en conservar la biodiversidad, crear espacios verdes y mitigar el cambio climático a través de soluciones basadas en la naturaleza.
- Cambiar el paradigma hacia un modelo de ciudades más autosuficientes en todo su ciclo productivo e invertir en sistemas de edificios, transporte, energía, agua y revalorización de residuos, y apostar por un nuevo urbanismo en el que se elimine la idea de periferia y se devuelva a los barrios su autonomía, empoderándolos con industrias locales que permitirán tener una pequeña ciudad autosuficiente de proximidad.
¿Estamos al comienzo de una auténtica revolución tan prometedora como necesaria?
Tras unos primeros años 2000 dominados por el mantra de las Smart Cities y plataformas digitales que proponían gestionar la ciudad desde una perspectiva completamente digital, se ha virado hacia un concepto más híbrido, en mi opinión más acertado. Las tecnologías de servicios urbanos son facilitadoras para una mejor gestión de ciertos servicios y la recogida e interpretación de una gran cantidad de datos que ayudan a tomar mejores decisiones. Pero cada ciudad debe analizar los servicios en los que la aplicación de tecnología les puede ayudar en mejoras de coste y eficiencia. Destacaría soluciones tecnológicas que nos pueden ayudar en el análisis y planificación de una ciudad, como los gemelos digitales y otros modelos de simulación que pueden ayudar a tomar mejores decisiones, ya que modificar cualquier entorno construido conlleva dificultades y riesgos.
¿Cuáles son las mejores políticas económicas para captar inversiones? ¿Se están aplicando en nuestro entorno?
No se trata solo de medidas coyunturales sino de una estrategia global de atracción. Y en esto es fundamental el ecosistema productivo existente en la ciudad. Resulta muy complicado atraer empresas de un determinado sector si después hay dificultades para encontrar profesionales y/o proveedores cualificados. Se debe comenzar por potenciar los sectores en los que la ciudad es sobresaliente y definir nichos de futuro en los que aplicar una estrategia a largo plazo que combine el emprendimiento, la formación especializada y las ayudas a la inversión, para conseguir un posicionamiento suficiente que resulte atractivo para empresas internacionales.
¿En Bilbao, caminamos en la buena dirección?
Sin entrar en los debates éticos de la implantación de las Zonas de Bajas Emisiones, el modelo apunta hacia un futuro más saludable y sostenible.
¿Son la movilidad, la energía y los residuos una oportunidad para la colaboración público-privada?
La colaboración público-privada es necesaria en toda la escala de la ciudad. Son demasiados los ámbitos que vienen impuestos sin una consulta previa a la ciudadanía, que por otra parte debe ser educada en cómo implementar su participación. Y en el ámbito económico privado, debe ser partícipe en alguno de los modelos, ya que las administraciones locales no pueden abarcar por sí solas todos los ámbitos. Pero hay que tener en cuenta que servicios públicos privatizados deben tener un control estricto por la administración para que la calidad de esos servicios sea la adecuada y esperada.
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